Foto: Michael Kenna
En el Mont
Saint-Michel, en la región de Normandía, Francia, al atardecer sube la marea, y
el Voiler, semejante a una lágrima de
mar (medusa), vuelve con la esperanza de lograr filtrarse por entre las fisuras
de la base de este monte, para llegar hasta el pozo de la ciudad, famoso por
cumplir los deseos de quienes lanzan una moneda con la esperanza de ver
materializados sus más grandes anhelos.
El Voiler, al llegar al pozo, se convierte
en un velo que flota sobre el nivel del agua, esperando ver reflejados sobre
él, no los rostros de las personas que visitan el Mont Saint-Michel, sino sus
almas.
Son sus almas, las
de las personas, lo que el Voiler,
quiere develarles al mirar el fondo del pozo, y es a través de este descubrimiento
que el Voiler se alimenta. Los sentimientos
develados de las personas lo nutren, así como, sus sueños ocultos, contenidos
en la pequeña moneda que lanzan al fondo del pozo.
Al lanzar la
moneda, el Voiler, crece, así como los
sueños de las personas…
Nota: Viajé al Mont Saint-Michel en el año 1998, pero es ahora que decido compartir este cuento que escribí a partir de mi experiencia.